quinta-feira, 24 de abril de 2008
Aprender com quem sabe...
Messina escreveu no seu blogue e "Bob Pipirolo" traduziu para espanhol um artigo de grande qualidade que não resisto em publicar:
"Un jugador no puede entender porqué a veces su entrenador es tan duro y persistente en el intento de conseguir algo de él. Personalmente (escribe Messina) no dejo qué un jugador piense sobre lo que puede o n o puede hacer sobre la cancha. Simplemente creo que hay cosas que es incapaz de hacer y no dejaré que las realice. El exigir tiene un aspecto positivo y es que si lo hago es porque creo que mis jugadores tienen la capacidad para cumplir mi exigencia, no importa lo difícil que pueda parecer al principio. Sin embargo también entiendo que algunos jugadores pueden sentirse frustrados por mis peticiones constantes sobre el alto nivel de exigencia en los partidos y durante los entrenamientos.
La gente habla de que siempre he dirigido a buenos jugadores. Una opinión que desprecia un tanto mis cualidades como entrenador. En mi opinión, para ser un buen entrenador necesito jugadores buenos e inteligentes. Así se resume la esencia de mi profesión.
El sistema que tenía en Virtus, Benetton, el equipo nacional de Italia y que ahora tiene el CSKA se basa en lo que llaman los americanos la “lectura y reacción”. Si usted adopta esta clase de sistema, usted admite inmediatamente que usted necesita a jugadores con dos calidades: a) la inteligencia para entender qué es lo que sucede en la pista y b) la capacidad de hacerlo rápidamente. Para ello también se necesitan jugadores que no estén asustados de tomar responsabilidades y decisiones en pista.
La capacidad de leer (entender) la situación no se relaciona directamente con el talento del jugador. Una vez que se haya leído la defensa será entonces cuando necesite el talento. Si el jugador es un jugador con talento y usted puede botar, tirar o pasar, éstas habilidades le ofrecerán más opciones para reaccionar a lo que sucede en la cancha. Pero si el jugador carece de talento pero es inteligente debe saber sus limitaciones para aprovechar sus virtudes (Por ejemplo, un buen tirador que no es un gran jugador del uno para una uno. Primero se lee la situación y después, si hay tiempo, se busca un tiro. Pero si la defensa contraria funciona sobre este jugador nunca debe penetrar deberá pasar el balón) Conocer sus limitaciones, jugar con ellas y no ponerse en situaciones que no pueden solucionarse son las marcas reconocibles del nivel más alto del índice de inteligencia en el baloncesto.
Nunca evalúo si es buena o mala la decisión de un jugador si el balón pasa a través de la red o no. Engañamos a jugador si estamos satisfechos porque la bola va adentro después de una mala lectura y de una mala ejecución. Si hacemos esto, el jugador comienza a pensar que eso la única cosa que cuenta es si va la bola adentro, no a la capacidad de leer la situación y de reaccionar de acuerdo con reglas generales de nuestra opinión del baloncesto. Si sucede esto, es un enorme error.
Esta exigencia contínua puede frustrar a mis jugadores ya que parece que nunca soy feliz. Por otra parte, puedo garantizarlos que intento ser justo en la evaluación de sus acciones en pista: si me leen y reaccionan correctamente, según nuestro concepto, es muy raro sustituya a jugador aunque falle dos o tres tiros en buena posición. Lo que me asusta es un jugador que tira porque no sabe qué hacer.
No quiero decir que ésta sea la mejor manera jugar o entrenar a baloncesto. Es simplemente mi manera. Sin embargo, respeto cualesquiera otras ideas y filosofía. De hecho hay muchas maneras. es por ello qué algunos jugadores son válidos para un sistema de un determinado entrenador y no tan buenos para otros.
La diferencia principal entre la mayoría de las filosofías del basket residen a) en la determinación de qué nivel de lectura que requiere el entrenador y b) en qué medida el entrenador requiere una reacción del jugador en línea con las opciones que da. No es una cuestión de libertad, no es una cuestión de mejor o de peor. Es más fácil que algunos jugadores jueguen con menos lectura y tengan número limitado de opciones de modo que tengan pocas ocasiones de confusión.
A veces los jugadores nos demuestran nuevos opciones gracias a su talento. Los grandes jugadores pueden crear nuevas opciones. Aquí está otro problema. Algunos jugadores son buenos en la lectura pero si los otros no lo son hay que coordinar a ambos grupos. Si sus compañeros de equipo no entienden al jugador que lee la defensa y reacciona cada vez de una diversa manera, lo perciben como una causa importante del caos. Con lo que el técnico tiene que encontrar el equilibrio en cuántas opciones se pueden dejar a la lectura de los jugadores.
El número de opciones que un jugador puede ver en un partido depende de su experiencia y de su fondo de baloncesto. El trabajo del entrenador es ayudar a sus jugadores a aprender cómo leer diversas situaciones.
No obstante respeto a aquellos entrenadores coches que lo hacen diferente mente. Hay los jugadores que prefieren ser utilizados por lo que son capaces de hacer porque así no se fractura su confianza. Déjeme darle un ejemplo. Imagínese usted es un buen jugador, quizá jugador famoso, y le pregunto que para hacer algo nunca maneje la mano derecha. Esto puede romper su confianza. Usted puede ser que se sienta que no le estoy utilizando bien y que no le estoy ayudando.
Usted necesita ser fuerte para jugar o trabajar con alguien que le empuja todos los días y raramente elogia su buen trabajo. Los jugadores, especialmente los jóvenes unos y los que crecieron acostumbrados para ser elogiados por cada mejoría leve, encontraron complicado jugar en mi sistema porque para mí nunca serán lo bastante buenos. Pero no hay nada que puedo hacer. No puedo forzarme ser agradable. Prefiero ser directo.
Asumo que no soy a veces capaz de entender cuando mi equipo necesita ser apoyado, cuando necesita ser elogiado por sus esfuerzos aunque la situación no vaya por el buen camino. Honestamente casi nunca estoy satisfecho con la manera en al que entreno. Mucha gente piensa que cuando digo algo como frente a la Lottomatica “es mi responsabilidad que el equipo juegue tan mal esta noche” es justo un truco para quitar presión. Pero los que me conocen saben que no es así No preparé a mi equipo bien. No pude ayudarles a permanecer un poco más relajados debido a los cambios continuos en nuestra plantilla.
Por ejemplo, lo qué hace Goree cuando juega con Andersen, especialmente en ataque, es muy diferente de lo que tiene que hacer cuando juega con Van Den Spiegel. Van Den Spiegel es un jugador que va siempre adentro, y Andersen es un jugador que puede también jugar afuera. Goree tiene que ajustar su posición. Pero si usted no deja claro a sus jugadores y no trabaja en esto, puede ser que se encuentren en una situación en la que salgan los dos y no tengamos a nadie interior para equilibrar nuestro ataque. Y por lo tanto en el perímetro los jugadores no sabrán qué hacer pues no tendrán un punto de la referencia adentro.
Está todo sobre pequeñas cosas. Todos saben que hay una química psicologica en el equipo que define cómo los jugadores se relacionan el uno con el otro. Pero hay también una química técnica que es aún más importante, pues define cómo deben jugar en la cancha estos jugadores. En el fondo todos los jugadores tienen ganas de jugar, divertirse y ganar. Si no hay una química técnica muy buena será muy difícil permanecer juntos y tener buenas relaciones.
La mayor parte del tiempo no soy muy feliz con lo que estoy haciendo. Incluso necesito a veces forzarme no cambiar el sistema demasiado a menudo. Pero hay los momentos en que necesito cambiarlo para crear la situación para el jugador. Es tan difícil que encuentre el equilibrio. La buena cosa es que mis jugadores reconocen que tengo siempre presente que mi objetivo es hacer a nuestro equipo mejor. No realizo cambios por cambios.
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